No puedo, no soy capaz, no estoy a la altura, esta situación me queda grande, me gustaría pero me siento incapaz… ¿Recientemente has usado alguna de estas expresiones?
O, lo que podría ser mucho peor, ¿te has enfrentado alguna vez a que otras personas te hayan dicho o insinuado que tú no puedes hacer algo, no sirves o no eres lo suficientemente bueno?
¿Te has planteado alguna vez si hubieran cambiado las cosas si hubieras tenido otra educación, otros padres, otra familia, otros amigos, u otros profesores?
¿Cuántos «y si…» te has planteado en tu vida?
¿Cuántos «No puedo» has dicho a lo largo de tu vida?
No puedo… ¿y si te equivocas?
Quiero que tomes unos segundos para imaginarte la siguiente situación:
Tu madre embarazada de ti acude junto a tu padre a la revisión ginecológica prevista de las 20 semanas. En esa revisión les dicen que parece que TÚ no vienes bien, que hay líquido en la cabeza, y eso no es buen síntoma.
Al día siguiente, después de hacer más pruebas, el doctor lanza las palabras más temidas para los futuros padres:
“Vuestra hija trae una malformación congénita grave, no podrá caminar, no controlará los esfínteres y probablemente tenga asociado un retraso mental, de por vida”.
Después de un periplo de visitas a especialistas para consultar diferentes opiniones, todos llegan a la misma conclusión… lo mejor será abortar, no merece la pena traer un niño en esas condiciones al mundo.
¿Puedes sentir el shock en tu estómago? ¿Imaginas lo que habrían sentido tus padres en esos momentos?
Pero para un momento y reflexiona… piensa en ti, tú eres ese bebé no nacido, sobre el que todos opinan y nadie pide opinión.
Según los médicos, no mereces vivir en esas condiciones. Pero ¿y tú? ¿opinas lo mismo?
Realmente, no he puesto este ejemplo al azar, es un ejemplo vivido muy de cerca, porque fue la situación que vivieron unas extraordinarias personas y grandes amigos, Christina y Miguel, el 10 de enero de 2008 cuando detectaron a su bebé una malformación grave de la médula espinal llamada Mielomeningocele.
Pese a que la recomendación de los médicos era el aborto, ellos no deseaban ser los verdugos de su hija todavía no nacida.
El nacimiento de Edén
Fue sometida a la primera operación de espalda ese mismo día para que la médula espinal no quedara expuesta al aire. Después de 7 operaciones (espalda, válvulas de la cabeza), salió a los tres meses del hospital.
Ejemplo de superación personal
Nunca se ha dado por vencida. Aprendió a andar primero con andador especial, después con muletas de trípode, y más adelante con muletas de un único apoyo.
El colegio le asignó una profesora de refuerzo para cuando pierde clases por la rehabilitación o alguna operación. La profesora de refuerzo se quedó anonadada cuando descubrió que, la niña que supuestamente necesitaba refuerzo, aprendió a leer antes que los niños “normales” de su clase.
Edén es una niña feliz, que casi siempre está sonriendo. Que no acepta las palabras “no puedo” o “no puedes”. Que se las ingenia para estar jugando con los demás niños pese a que no puede correr ni hacer otras actividades como el resto de niños. Edén es fuerte como un roble, tiene un férreo carácter, no se achica ante la adversidad y tiene una fuerza y energía increíblemente positiva.
Gracias a sus padres, no aceptó las limitaciones de sus médicos, y el día de mañana, estoy segura de que tampoco aceptará las que tristemente le quiera imponer la sociedad que nos rodea.
Hace un tiempo Edén fue sometida a su segunda operación de cadera (la décima en total), y se iba al hospital tan contenta, en su ingenuidad por su corta edad, diciendo que los médicos le iban a borrar las cicatrices.
Ese mismo día, después de la operación, los médicos le dieron el alta porque estaba genial, y al día siguiente, ya estaba diciendo que se aburría en casa, y que se quería ir al cole.
Edén es uno de mis mayores ejemplos de superación personal, de la cual aprendo constantemente.
Por eso, siempre que estoy con ella, me gusta agacharme y ponerme a su altura.
Nos miramos a los ojos y le hago preguntas, y me encantan sus respuestas de niña feliz, con su frescura, sus risas, su fuerza y su persistencia.
Hay abrazos que te reinician. Y los abrazos de Edén son de esos.
El No puedo está borrado del vocabulario de Edén. Es difícil imaginar la fuerza física, mental y emocional que tiene Edén con tan sólo 9 años. Su padre, Miguel, ha puesto todo su empeño en ello y sin duda lo ha conseguido.
Después de conocer el caso de Edén, o quizás otro similar, ¿sigues pensando que esta vida es demasiado dura y no puedes conseguir lo que te propongas?
El peligro de la «discapacidad emocional» y el no puedo
Para alcanzar el éxito en la vida y la felicidad, no tiene tanta importancia la discapacidad física, pues millones de personas nos lo demuestran cada día. En mi opinión, es mucho más peligrosa la “discapacidad emocional”.
La discapacidad emocional es la única discapacidad que puede hacer pensar a una persona que no es capaz de hacer algo o conseguir uno de sus sueño.
Aquello que crees, lo creas
Realmente lo único importante es lo que TÚ creas de ti mismo.
Tanto si crees «No puedo» como si crees «Sí puedo», ESTÁS EN LO CIERTO.
Es duro pero cierto. Si no te ves capaz de hacer algo, no lo conseguirás pues no pondrás el empeño necesario para hacerlo.
Sin embargo, si te visualizas y actúas en consecuencia, siendo la clase de persona que deseas ser, lo conseguirás.
Si te crees o sientes un fracasado, serás un fracasado porque te habrás creído aquello de «No puedo».
Si te crees o sientes una persona exitosa, probablemente ya has dado el primer paso para conseguirlo.
Otro ejemplo de superación personal: El Langui
Para concluir este post, transcribo unas palabras de una de las letras de Juan Manuel Montilla, ganador de 2 premios Goya en el año 2008, conocido artísticamente como El Langui , quien padece parálisis cerebral causada por falta de oxígeno durante el parto.
… Según te toque así te tocará sufrir, y a seguir, para conseguir lo imposible, o a sacar de lo malo lo mejor, y a lo mejor no tropezamos, dos veces en la misma piedra, por seres humanos nos excusamos, pero no de veras, ¿qué tienes un obstáculo? Lo superas, te sientas y bajas las escaleras, que a ti nadie te pare en esta vida que te espera”.
Cuando llega el bajón emocional y el «no puedo»…
La próxima vez que creas que estás pisando el terreno peligroso y resbaladizo del bajón emocional, te recomiendo que pienses, medites, leas, o hables con una persona que te motive a sacar la mejor versión de ti mismo.
No importa si esa persona tiene 9, 36, 54 o 90 años. La edad no importa. Lo único importante es la fuerza y coraje con el que aprendemos a enfrentarnos y sobreponernos de los baches de la vida. Ninguno tenemos control sobre ciertas circunstancias en la vida, pero sí tenemos el control sobre nuestra respuesta emocional ante esas circunstancias o problemas.
Pero ten presente siempre que el éxito no depende de tus circunstancias, sólo depende de ti.
Este post es tan sólo un sencillo homenaje en primer lugar a la joven protagonista, Edén, en segundo lugar a sus extraordinarios papás Cristina y Miguel, y en tercer lugar, a su hermano Miguel por proporcionarle la oportunidad de tener una vida plena y feliz, y por dejarnos disfrutar de ella cada día.
Por supuesto, también es un homenaje a todas aquellas personas, que por una discapacidad o enfermedad grave, día a día os superáis a vosotr@s mismos y además, nos servís de inspiración y crecimiento personal a tod@s los demás.
A tod@s vosotr@s va toda mi admiración, amor y cariño.
Este post forma parte del concurso de posts solidarios de los II Premios al Voluntariado Universitario (www.premiosvoluntariado.com). Entre los 10 finalistas se escogerá el post ganador. El autor será reconocido con un premio solidario: podrá destinar 2.000 euros al proyecto que elija entre el listado de 33 ONG. Si el premio es ganado por este post, será la protagonista de él, Edén, quien elija la ONG destinataria del premio.
© Copyright Susana Rodríguez
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